Ochún: (Virgen de
la Caridad del Cobre) - Dueña de la feminidad, la sexualidad y de los ríos.
Antes se hartará el fuego de la madera y el mar del agua que Ochún de los
hombres. El placer vive en sus pechos. Tiene nombre de río. Diosa y santa de
corona, es ante todo hembra, más terrenal que divina. Alegre, voluble, coqueta
y voluptuosa, bailadora y tambolera. Cuando se enoja es inclemente y riéndose
mata ahogando. Clava con un martillo el amor y el deseo en el corazón de la
gente. Se le atribuye el color amarillo.
El mito de Oshún la diosa del amor y las
aguas dulces, en el panteón Yoruba ha crecido como han crecido sus seguidores.
Magnificada por su compleja historia y temida por su severidad cuando no se
cumple lo prometido, nos recuerda que el agradecimiento es unos de los valores
humanos que mas aprecia . Es la mística Oshún muy afamada en nuestra isla de
Cuba por sus grandes milagros, a ella debemos encomendarnos para que nos envie
su dulzura, para aliviar la violencia de estos tiempos, para apelar a la
tolerancia. Se le atribuye el arte de la coquetería femenina y se le considera
la bella entre las bellas. Es sin dudas la Venus del panteón Yoruba.
Es
Oshún la deidad de los hechizos de amor, pródiga por su bondad para dar
riquezas materiales. La bella orisha comparte con sus hijos un sin fin de
recetas para cubrirnos con un manto de amor y ternura.
Las obras a Oshún se deben realizar de
preferencia los días 5, 10, 15, 25 del mes, también viernes o sábados, antes de
que se oculte el sol. La rogatorias durarán 5 días
Oshún SINCRETIZA (Virgen de la Caridad)
Reina las aguas dulces del mundo, los
arroyos, manantiales y ríos, personificando el amor y la fertilidad.
Ella es también a quien nosotros acudimos en
busca de ayuda en asuntos monetarios.
Es la mas joven de los orishas femeninos,
pero retiene el titulo de Iyalode o gran reina. Oshún cura con sus dulces aguas
y con la miel, de la cual es también poseedora.
Una vez salvó al mundo seduciendo a Ogún para
que saliese de los bosques, utilizando todas sus artes femeninas para ello. Y,
en su camino o manifestación como Ibu Kole, salvo al mundo de la sequía volando
hasta el cielo (en el proceso, se convirtió en un buitre).
Oshun es un Orisha Femenino. Representa la lucha de la
Vida. Es la dueña del Río. Es la Diosa del Amor. Nació de una Concha muy bonita
a la orilla del Río y Mar viste de blanco y amarillo. Es hija de Nana Buruku
Y Olofín. Oshun tuvo hijos con Oduduwa, Orunmila e Inle.
tuvo a Oloshe (niña), con Orunmila tuvo a Paroye (niña),
y con Inle tuvo a Logun Ede (androgino).
Oshun es la que cuida el Ojubo de Oduduwa y Yewa, por
ello aunque nace en Oshe Tura, que es su odun Isalaye, alcanza su poder de
Eggun en Irete Yero, que es el odun del Ojubo.
Oshun, al principio de la tierra, era cocinera de los
Orishas,
estos no la consideraban y ella trastornaba todos sus
polvos
hasta que hubo que considerarla.
Es el único Orisha, que siendo menor puede suplir a
todos,
inclusive a Obatalá.
Oshun vivió con Ayaguna, pero tuvo que dejarlo debido a
la
lo que este comía, que para ella es tabú. También vivió con
Osaín, Shango, Shakuana, Orunmila, Agayú, Orishasoko,
Oduduwa, e Inle. El hombre que le satisface es Inle y el que le
conviene es Orunmila, pues en ese camino se Corona.
Oshun es muy famosa por su participación en la creación
del Feto en el útero, ella preside el Embrión junto con Jemaya, y Obatalá es el
escultor que le da forma humana y le da el Ashé
HISTORIA DE OCHUN
Dice la historia
africana que Ochun es la dueña de oro, del rio, es la mensajera de Olofin, que por su
intervención salvó al mundo, la niña mimada de los santos. Tiene entre sus múltiples
facetas la de haber hecho la primera lámpara de calabaza (bailando con ella en
la cabeza con una luz).
Ochun empezó a
hacer milagros curando mujeres en el río con calabazas y millo y en uno de sus
milagros aparecieron los jimaguas y le hicieron “oro”, con rezos, santos,
cascabeles y campanillas fueron cantando hasta un calabazar.
OTRA HISTORIA DE
OCHUN
Oyá quería a
Changó para ella sola pues sufría cuando salía éste. Para impedir que se fuese
de su lado, llamó a los “MUERTOS”, rodeó la casa de IKUS así tuvo a Changó
prisionero. Cada vez que éste abría la puerta tratando de salir, los muertos
venían a su encuentro chillando. IFULLI, Changó se retiraba y cerraba la puerta. Un día que Ochun fue a
verle en ausencia de Oyá.
Changó se quejó de
la situación en que se hallaba. Ochun buscó una botella de aguardiente, añí y
efun, pinto a Changó con la cascarilla y al muerto que estaba de guardia en la
puerta lo emborrachó con otí y lo endulzó con oñí coqueteándole al Iku y éste
empezó a enamorar a Ochun, creido que iba a conquistar mientras Changó
pintarrajeado de blanco se pudo librar de los MUERTOS que no lo reconocieron y
escapó de Oyá.
OTRA HISTORIA DE
OCHUN
Ochun salvo a
Orula en cierta ocasión con 5 pañuelos , ya que sus enemigos querían matarlo
por envidia. Ochun se enteró donde estaba Orula prisionero presentándose ante
el caracolero, el cual lo emborrachó con oti y lo endulzó con oñi, y cuando
éste creía que Ochun estaba enamorada de él y creyendo que la ocasión de que el
carcelero se había emborrachado y le quitó las llaves y se introdujo donde
estaba preso Orula, disfrazándolo con los pañuelos y según dicen la historia el
último de los pañuelos utilizados era el menstrue quedando completamente
desnuda ante Orula el que al verla así se enamoró de ella, llegando Ochun a
hacer su mujer despues de haberlo liberado de su encierro.
OTRA HISTORIA DE
OCHUN
Se dice en esta
historia que Obatalá hacía todos los esfuerzos junto con el resto de los santos
trantando de sacar a Ogun del monte donde éste se había internado. Cuando ya
todos los santos habían fracasado en su empeño de sacar a Ogun del monte, se
presentó Ochun en el momento ante el bravío guerrero sacándolo del monte para
la cual utilizando una jícara con miel de abeja (oñi), cantándole y poniéndole
oñi en los labios, él fue siguiéndola detrás hasta la ciudad y allí lograron
encadenarlo y llevarlo hasta la presencia de Obatalá. Triunfando Ochun donde
los demás santos habían fracasado.
OTRA HISTORIA DE
OCHUN
Dice esta historia
que estando Ochun en un pueblo de Africa, había pronosticado que llovería del
cielo bastante moneda, y el pueblo salió y la recogía, más tarde dijo que
llovería alimento y el pueblo salió y lo recogió; después dijo: que lloverían
machetes y toda clase de armas, pero nadie las recogió, saliendo entonces Ochun
y las recogió. Más tarde hubo una guerra y la gente del pueblo no tenía armas
para defenderse y tuvieron que comprárselas a Ochun que se quedó con el dinero.
OTRA HISTORIA DE
OCHUN
Se dice en esta
historia que los africanos, que Olofin al repartir los aches, le concedió a
Babalu aye la potestad de ser el dueño de las mujeres, o sea, de ser el que más
mujeres conquistara.
Babalú Aye se
envaneció por eso y no quiso respetar la bastence conocida abstinencia de los
jueves santos. Por tal motivo se hubo de enfermar de lepra, lo cual le costó la
muerte poco después.
Ochun, fue a ver a
Olofin y le rogó por él, logrando que Olofin resucitase por lo cual San Lázaro
en Africa es un santo que ha resucitado entre los muertos. Por eso los hijos de
esta letra donde habla San Lázaro son hijos de él y tienen que ver con los
muertos.
PATAKI DE OSHUN
Oyá y Ochún fueron
buenas hermanas en una época muy remota, vivían en una tribu tres hermanas:
Yemayá, Ochún y Oyá, quienes, aunque muy pobres, eran felices. La mayor,
Yemayá, se adentraba en el mar y pescaba para sostener a las otras dos
hermanas; como Ochún cuidaba de la más pequeña, iba al río, cogía peces y
piedras y los vendía. Las tres hermanas se adoraban y vivían una para otra. Un
buen día, enemigos de la tribu invadieron su territorio y arrasaron con todo.
Como Ochún acostumbraba a amarrar a Oyá para que no se perdiese o hiciera
alguna travesura mientras ella nadaba y se sumergía en el río, no sintió los
gritos de Oyá, ni tampoco Yemayá, quien estaba muy lejos, en la costa. Así, los
enemigos se llevaron a Oyá como rehén.
Las dos hermanas
se impresionaron tanto con la captura de la pequeña que Ochún, enferma de
melancolía se consumió lentamente. Pero había logrado conocer cuánto le
costaría liberar a su hermana Oyá, y fue guardando poco a poco monedas de
cobre. Por fin llegó el momento de cerrar la transacción de rescate con el jefe
de la tribu enemiga.
Este, quien sabía
que Ochún era muy pobre, aceptó el dinero, pero le dijo que duplicaba el precio
de la niña. Ochún cayó de rodillas, suplicó y lloró, pero el jefe, perdidamente
enamorado de ella, le pidió su virginidad a cambio de la libertad de su
hermana.
Por el amor que
profesaba a Oyá, Ochún accedió. Ya ambas, de regreso a la casa, le contaron
todo a Yemayá, y ella, en reconocimiento al gesto generoso de Ochún y para que
Oyá nunca olvidara el sacrificio de su hermana, adornó la cabeza y los brazos
de la pequeña con monedas de cobre.
Mientras Oyá estaba
cautiva, Olofi había repartido los bienes terrenales entre los habitantes de su
tribu: a Yemayá la hizo dueña absoluta de los mares; a Ochún, de los ríos; a
Oggún, de los metales, y así sucesivamente. Pero como Oyá no estaba presente,
no le tocó nada. Ochún imploró a su padre que no la omitiera de su
representación terrenal. Olofin, que quedó pensativo al percatarse de la
justeza de la petición, recordó que sólo quedaba un lugar sin dueño: el
cementerio. Oyá aceptó gustosa, y así se convirtió en ama y señora del
camposanto.
Por eso, Oyá tiene
herramientas de cobre para mostrar su eterno agradecimiento al sacrificio de
Ochún, come a la orilla del río, como recuerdo de su niñez. Foribale Ochún,
Foribale Yemayá, Foribale Oyá.
Porque Oshun quiere
tanto a Yemaya?
Yemayá sentía un
inmenso amor por su hermana Oshún, según nos muestra una leyenda en que Oshún,
la bella entre las bellas, era una reina muy rica que presumía de su espléndida
figura, de sus joyas, de sus ricos vestidos y de su sedosa y larga cabellera.
Pasaba largas horas mirándose al espejo o viendo reflejado su rostro en las
claras aguas del río que lleva su nombre, mientras se peinaba y volvía a peinar
los largos cabellos que eran su orgullo.
Su reino fue eje de sangrientas guerras de conquistas; a Oshún no le quedó más remedio que huir y abandonarlo todo. A partir de ese momento, grande fue su pobreza y mayor aún los trabajos que pasó. De sus magníficos sólo le quedó uno que de tanto lavarlo y volverlo a lavar en las aguas amarillas del río, tomó ese color; tuvo que vender sus joyas para poder comer; y para colmo, del sufrimiento se le cayó el pelo. Oshún, la bella entre las bellas, se vio de golpe sola, pobre, esclava y en la peor miseria.
Pero Oshún no estaba sola. Como todos los ríos desembocan en el mar y en su fondo vive la hermana mayor de Oshún, Yemayá, la dueña de todas las riquezas del mundo y la persona que más amaba a Oshún sobre la tierra, hasta ella llegaron las lágrimas y quejas de su hermana, arrastradas por el río. Rauda partió Yemayá a tratar de remediar la situación y cuál no sería su sorpresa al encontrar a su querida hermana destruida material y espiritualmente.
“No llores más, Oshún. Tus lágrimas se me clavan en el corazón. Reina fuiste y reina volverás a ser por la gracia de Olofi. De hoy en lo adelante, te pertenecerá todo el oro que se encuentra en las entrañas de la tierra; todos los corales que hay en el fondo del mar serán tuyos para que te adornes con ellos; no volverás a trabajar como las esclavas sino que te sentarás en un trono dorado y te echarás fresco, como corresponde a las reinas, con un abanico de pavo real, animal que es mío, pero que pasará a ser tuyo desde el día de hoy. Y para que no te atormentes más, mira: ves mi cabellera? Recuerdas que ella era mi orgullo, lo mismo que la tuya era para ti? Aquí la tienes. Hazte una peluca con ella para que nadie te vea en ese estado y puedas esperar dignamente hasta que el pelo te crezca”.
Así le dijo Yemayá a su querida hermana Oshún, mientras, que con lágrimas en los ojos, se cortaba, en sacrificio, su frondosa cabellera. Desdde ese día Oshún defiende siempre a las hijas de Yemayá y Yemayá a las de Oshún. Esa es la causa por la cual ni las hijas de Yemayá, ni las de Oshún deben cortarse mucho el pelo.
Su reino fue eje de sangrientas guerras de conquistas; a Oshún no le quedó más remedio que huir y abandonarlo todo. A partir de ese momento, grande fue su pobreza y mayor aún los trabajos que pasó. De sus magníficos sólo le quedó uno que de tanto lavarlo y volverlo a lavar en las aguas amarillas del río, tomó ese color; tuvo que vender sus joyas para poder comer; y para colmo, del sufrimiento se le cayó el pelo. Oshún, la bella entre las bellas, se vio de golpe sola, pobre, esclava y en la peor miseria.
Pero Oshún no estaba sola. Como todos los ríos desembocan en el mar y en su fondo vive la hermana mayor de Oshún, Yemayá, la dueña de todas las riquezas del mundo y la persona que más amaba a Oshún sobre la tierra, hasta ella llegaron las lágrimas y quejas de su hermana, arrastradas por el río. Rauda partió Yemayá a tratar de remediar la situación y cuál no sería su sorpresa al encontrar a su querida hermana destruida material y espiritualmente.
“No llores más, Oshún. Tus lágrimas se me clavan en el corazón. Reina fuiste y reina volverás a ser por la gracia de Olofi. De hoy en lo adelante, te pertenecerá todo el oro que se encuentra en las entrañas de la tierra; todos los corales que hay en el fondo del mar serán tuyos para que te adornes con ellos; no volverás a trabajar como las esclavas sino que te sentarás en un trono dorado y te echarás fresco, como corresponde a las reinas, con un abanico de pavo real, animal que es mío, pero que pasará a ser tuyo desde el día de hoy. Y para que no te atormentes más, mira: ves mi cabellera? Recuerdas que ella era mi orgullo, lo mismo que la tuya era para ti? Aquí la tienes. Hazte una peluca con ella para que nadie te vea en ese estado y puedas esperar dignamente hasta que el pelo te crezca”.
Así le dijo Yemayá a su querida hermana Oshún, mientras, que con lágrimas en los ojos, se cortaba, en sacrificio, su frondosa cabellera. Desdde ese día Oshún defiende siempre a las hijas de Yemayá y Yemayá a las de Oshún. Esa es la causa por la cual ni las hijas de Yemayá, ni las de Oshún deben cortarse mucho el pelo.
HISTORIA DE OCHUN
Dice
la historia africana que Ochun es la dueña de oro, del rio, la mensajera de
Olofin, que por su intervención salvó al mundo, la niña mimada de los santos.
Tiene entre sus múltiples facetas la de haber hecho la primera lámpara de
calabaza (bailando con ella en la cabeza con una luz).
Ochun
empezó a hacer milagros curando mujeres en el río con calabazas y millo y en
uno de sus milagros aparecieron los jimaguas y le hicieron “oro”, con rezos,
santos, cascabeles y campanillas fueron cantando hasta un calabazar. (la
calabaza es vientre por eso el que padezca el no debe comerla mucho).
La
primera cazuela de “Chango “ fue una calabaza (mucho antes de la cazuela de
barro, la “ganga” se guardó en una calabaza.).
Después
del “diluvio” los babalaos registraron en oyo
para averiguar quien eran los reyes. A Babá bajó el hombre de abeyi le
dieron el reino de daome, pero no sabía ningún camino sino EGUEYUKO (manigual,
comenzando las cosechas y nació la calabaza, que señaló el camino de Oyó a la
ome bendijeron el terreno, le dieron de comer e hicieron una ciudad. Quedó
babalu aye en daome como rey) ( Aseyi fe Mayi, Agrenica, Nobitasa). Todo el
mundo tocó el suelo con las manos y el rumbo lo dio el tallo de “Alaguede”.
Ochun
guarda su brujería en ella y su brujería y dinero lo guarda dentro de una
calabaza en el río.
OTRA HISTORIA DE OCHUN
Ollá
quería a Changó para ella sola pues sufría cuando salía éste. Para impedir que
se fuese de su lado, llamó a los “MUERTOS”, rodeó la casa de IKUS así tuvo a
Changó prisionero. Cada vez que éste abría la puerta tratando de salir, los
muertos venían a su encuentro chillando. IFULLI, Changó se retiraba y cerraba la puerta. Un día que Ochun fue a verle
en ausencia de Oyá.
Changó
se quejó de la situación en que se hallaba. Ochun buscó una botella de
aguardiente, añí y efun, pinto a Changó con la cascarilla y al muerto que
estaba de guardia en la puerta lo emborrachó con otí y lo endulzó con oñí
coqueteándole al Iku y éste empezó a enamorar a Ochun, creido que iba a
conquistar mientras Changó pintarrajeado de blanco se pudo librar de los
MUERTOS que no lo reconocieron y escapó de Oyá.
OTRA HISTORIA DE OCHUN
Ochun
salvo a Orula en cierta ocasión con 5 pañuelos , ya que sus enemigos querían
matarlo por envidia.
Ochun
se enteró donde estaba Orula prisionero presentándose ante el caracolero, el
cual lo emborrachó con oti y lo endulzó con oñi, y cuando éste creía que Ochun
estaba enamorada de él y creyendo que la ocasión de que el carcelero se había
emborrachado y le quitó las llaves y se introdujo donde estaba preso Orula,
disfrazándolo con los pañuelos y según dicen la historia el último de los
pañuelos utilizados era el menstrue quedando completamente desnuda ante Orula
el que al verla así se enamoró de ella, llegando Ochun a hacer su mujer despues
de haberlo liberado de su encierro.
OTRA HISTORIA DE OCHUN
Se
dice en esta historia que Obatalá hacía todos los esfuerzos junto con el resto
de los santos trantando de sacar a Ogun del monte donde éste se había
internado. Cuando ya todos los santos habían fracasado en su empeño de sacar a
Ogun del monte, se presentó Ochun en el momento ante el bravío guerrero
sacándolo del monte para la cual utilizando una jícara con miel de abeja (oñi),
cantándole y poniéndole oñi en los labios, él fue siguiéndola detrás hasta la
ciudad y allí lograron encadenarlo y llevarlo hasta la presencia de Obatalá.
Triunfando Ochun donde los demás santos habían fracasado.
OTRA HISTORIA DE OCHUN
Dice
esta historia que estando Ochun en un pueblo de Africa, había vaticinado que
llovería del cielo bastante moneda, y el pueblo salió y la recogía, más tarde
dijo que llovería alimento y el pueblo salió y lo recogió; después dijo: que
lloverían machetes y toda clase de armas, pero nadie las recogió, saliendo
entonces Ochun y las recogió. Más tarde hubo una guerra y la gente del pueblo
no tenía armas para defenderse y tuvieron que comprárselas a Ochun que se quedó
con el dinero.
OTRA HISTORIA DE OCHUN
Se
dice en esta historia que los africanos, que Olofin al repartir los aches, le
concedió a Babalu aye la potestad de ser el dueño de las mujeres, o sea, de ser
el que más mujeres conquistara.
Babalú
Aye se envaneció por eso y no quiso respetar la bastence conocida abstinencia
de los jueves santos. Por tal motivo se hubo de enfermar de lepra, lo cual le
costó la muerte poco después.
Ochun,
fue a ver a Olofin y le rogó por él, logrando que Olofin resucitase por lo cual
San Lázaro en Africa es un santo que ha resucitado entre los muertos. Por eso
los hijos de esta letra donde habla San Lázaro son hijos de él y tienen que ver
con los muertos.
OSHÚN TIRA LOS CARACOLES
Oshún, a la que también se le
conoce por Iyalode, la diosa de la miel, de la dulzura y también del owó, era
la apetebí de Orula, su esposa legítima y su acólita en los días que el adivino
debía consultar el oráculo a petición de sus clientes.
De tanto oír al marido invocar a
todos los orishas y de verlo manipular los caracoles, que, por aquel entonces,
eran el instrumento preferido de Orula, algo se le fue quedando en la memoria.
Poco a poco fue aprendiendo las letras que salían a los clientes de acuerdo a
la posición en que caían los dieciséis cauris.
Un día, después de Orula haber
salido a una gestión, Oshún se puso a ensayar con los instrumentos sagrados.
Así pudo comprobar que también ella podía consultar si lo deseaba.
A la mañana siguiente Orula tuvo
que salir de nuevo, y Oshún, que se aburría mucho, aprovechó la oportunidad
para consultar a varías personas que vinieron en busca del marido. El hecho
comenzó a repetirse cada vez que Orula tenía que hacer gestiones en la calle.
Eleguá, que de inmediato comenzó
a sospechar que algo anormal estaba ocurriendo allí, espió a la mujer. Tan
pronto comprobó lo que sucedía fue a entrevistarse con Oshún para reclamarle lo
que le correspondía de acuerdo al convenio que él tenía con Orula.
Oshún se negó rotundamente a
darle al travieso Eleguá nada de lo que había ganado en sus consultas. Este, en
venganza, esperó a Orula en la esquina y se lo contó todo.
Orula estuvo varios días sin
salir. Pero al fin, una mañana, hizo como si fuera a ausentarse varias horas,
salió y estuvo escondido por los alrededores. Cuando pudo observar que varias
personas habían entrado en la casa, regresó de inmediato.
Allí se encontró a Oshún que leía
con desenfado el oráculo, impartía consejos y ordenaba ebó, tal como si fuera
él.
–Oshún, ¿qué estás haciendo?
–preguntó impaciente el babalawo. La mujer, que se disponía a tirar los
caracoles, los soltó sobre la estera como si le quemaran las manos. Cayeron
doce bocarriba.
Orula se acercó y le dijo:
–Está bien. Ya que aprendiste, te
autorizo a usar los caracoles, pero sólo podrás interpretar las letras hasta el
doce, el resto tendrán que consultármelos a mí.
LA PROTEGIDA DE OSHÚN
Oshún había acabado de dar a luz
a los Ibeyis y su cuerpo comenzó a perder la forma agradable y tersa que tanto
gustaba a los hombres. Ya su vientre no era aquel que tanto se disputaron los
más apuestos varones. Se pasaba los días mirándose en el espejo y no cesaba de
llorar ni de buscar los más disímiles remedios para recuperar la belleza
perdida. Ensayó baños que le recomendaron y se procuró yerbas de distintas
procedencias y propiedades. Pero todo resultaba inútil.
Al fin, se le ocurrió que
comenzaría a aplanarse el vientre con un objeto redondo y fue al bosque en
busca de algún fruto que tuviera el tamaño adecuado para ello.
Allí encontró la güira, pero tras
varios días de uso, el fruto empezó a secarse y las semillas que llevaba en su
interior sonaban. Aquello perturbaba tanto a la diosa que desistió de seguir
usando un instrumento tan molesto.
A los pocos días se puso a
caminar y en un yerbazal cerca de su casa encontró un fruto parecido a la güira
pero amarillo, que es su color preferido. Comenzó a frotarse el vientre con él
y resultó de su agrado. Fue así que, Calabaza, le sirvió a Oshún para recuperar
la belleza de su figura y desde entonces se convirtió en su protegida.
La auyama
o calabaza no solo sirve para belleza si
no para cualquier trastorno del vientre y parte reproductora, muy buena y eficaz
para ´los embarazo
LA INFIDELIDAD DE OSHÚN
Orula estaba casado con Yemayá,
pero en una ocasión que se encontraba en el campo buscando alguno de los
ingredientes que necesitaba para trabajar su Ifá, se encontró con Oshún.
La hermosa mujer ejerció sobre él
un hechizo fulminante. Tras un rato de conversación, el adivino la invitó a
hacer el amor a lo que la mujer accedió gustosa.
–¿,Dónde vamos a ir? –dijo Oshún
con su voz dulcísima que envolvía a Orula–. Aquí nos pueden ver.
Caminando, encontraron un pozo
cuyo brocal estaba cubierto por un calabazar muy tupido y el hombre decidió que
aquél era el lugar más apropiado.
Yemayá, que había salido al campo
en busca de provisiones para su hogar, pasó por allí cerca, vio aquellas
apetitosas calabazas y se acercó a tomar algunas. Oyó voces y comenzó a buscar
de dónde provenían.
No tardó mucho la dueña de los
océanos en descubrir la infidelidad que estaba cometiendo su marido dentro de
aquel pozo oculto.
–Oshún –dijo Yemayá indignada–,
¿tú que eres mi hermana?
La noticia corrió como pólvora.
Todos los orishas supieron de la aventura del viejo Orula con su cuñada.
Oshún, avergonzada, sufrió tanta
pena que nunca más probó una calabaza para no recordar aquel incidente.
OSHÚN Y MAJÁ
Oshún era la esposa de Ogún, el
temible orisha del hierro y las fraguas. Un día en que se sentía mal del
estómago consultó al dilogún y le salió que tenía que hacer rogación con ekú,
eyá, epó, akukó y poner cuatro trampas en su casa.
Sucede que Majá, que era hijo de
Ogún, entraba todos los días subrepticiamente a la casa, comía millo, y luego
tomaba agua de la tinaja de Oshún. Como Oshún tenía prohibido comer millo, al
tomar del agua que Majá contaminaba se había enfermado.
Aquel día Majá entró en la casa y
luego de disfrutar del banquete que había preparado Oshún, quiso salir por uno
de los resquicios que utilizaba con frecuencia. Pero como ahora estaba más
gordo y Oshún había puesto la trampa, no pudo salir.
Fue así como la dueña de la casa
lo sorprendió y le prohibió que volviera a entrar allí.
EL OWÓ DE OSHÚN
Oshún quiso saber cómo andaban
las cosas en el mundo y comenzó un recorrido. Lo primero que encontró fue que
había gran pobreza. En todas partes unos tenían mucho dinero y otros se morían
de hambre.
Compadecida de los pobres, el
corazón de la diosa se llenó de piedad y comenzó a regalar dinero a los que
encontraba.
Todos los necesitados que
resultaron favorecidos, fueron al mercado a comprar ropas y comida. Los
comerciantes desconfiaron de aquel dinero, aparecido milagrosamente, y fueron a
quejarse a Olofin.
Olofin, sin pensarlo, ordenó, con
toda severidad, que la moneda dc Oshún fuera la única que tuviera validez en la
tierra. Por eso se dice que Oshún es la dueña del owó (dinero).
LA LÁMPARA DE CALABAZA
Olofin había hecho a los hombres
y Olorun, el Sol, les daba la luz para que crecieran, trabajaran y con el fruto
obtenido pudieran comer y vestir.
Pero la luz del Sol sólo duraba
la mitad del tiempo. Luego venía la noche, larga y aburrida, en la que los
hombres no podían casi ni moverse porque la oscuridad se lo impedía. A veces la
luna iluminaba un poco, pero no era lo suficiente para alegrar a los humanos.
Viendo Oshún que también en la
noche los hombres necesitaban disfrutar mejor de sus vidas, se le ocurrió un
plan. Fue a ver a Olofin y con su dulce voz le explicó:
–Babá, los hombres también
necesitan luz por las noches y a mí se me ha ocurrido hacer una lámpara de
calabaza y entregársela.
–Yo te dejaría hacerlo –repuso
Olofin– pero, para que te autorice a ello, ¿qué me das tú a cambio?
La diosa habló al oído del
Supremo Hacedor, el que sonrió pícaramente.
Días después Olofin convocó a
todos los orishas a una fiesta en su palacio. Oshún bailó para todos con su
piel ungida de oñí y la lámpara ideada por ella en la cabeza. Los asistentes
quedaron muy contentos y Olofin terminó diciendo públicamente:
–Oshún está autorizada a entregar
a los hombres esa lámpara de calabaza, para que se iluminen por las noches.