sábado, 23 de febrero de 2013

EL ALBAÑIL DE OBATALÁ


EL ALBAÑIL DE OBATALÁ


Ogbeyono era un albañil que había alcanzado merecida fama por la calidad de su trabajo, en el cual ponía toda su dedicación y entusiasmo.

Cuentan que estaba haciendo reparaciones en el palacio de Obatalá, el que todos los días, salía con una jícara y le daba saraecó para que bebiera. Como a Obeyono le repugnaba aquella bebida que con tanto cariño le brindaba Obatalá, se la regalaba a uno de sus ayudantes.

El ayudante cada día iba mejor vestido, hasta que un día le dijo a Obeyono que ya había acumulado bastante dinero como para dejar de trabajar por el resto de sus días.

Intrigado el maestro por la rápida prosperidad de su aprendiz, le preguntó que cómo era posible lo que acababa de oír, pues él, que era un especialista en su profesión, no había podido ni pensar siquiera en dejar el trabajo. Sólo obtenía lo suficiente para comer y vestir de forma modesta.

El aprendiz, oyendo aquello, comenzó a reír y le contestó:

–Pero maestro, ¿cómo es posible? Si usted todos los días me regala una jícara de saraecó llena de joyas, oro y piedras preciosas.




OBBATALÁ FUGITIVO


OBBATALÁ FUGITIVO


En medio de una gran guerra, Obatalá se refugió en un pueblo donde fue cercado por sus enemigos. No tenía escapatoria posible y a cada momento crecía su desasosiego y desesperación. Pero en aquel pueblo vivía Eleguá, el que viéndolo en tan difícil situación convino en ayudarlo.

Eleguá fue diciéndole a todos que cerraran sus puertas y ventanas a las doce del día, pues un fenómeno sobrenatural ocurriría. Así, la noticia llegó hasta los enemigos de Obatalá, los que, por si acaso, decidieron también esconderse a la hora que había dicho Eleguá.

Este vistió a Obatalá con un mosquitero y a las doce del día le dijo que saliera a la calle tocando su agogó. De esta manera, Obatalá pudo escapar ileso de tan difícil situación.

OBBATALÁ Y LA SAL


OBBATALÁ Y LA SAL

En el palacio de Obatalá tuvo lugar un banquete muy grande. El orisha había reservado para sí el último plato de comida que quedaba, pues prefirió que los demás comieran y disfrutaran a sus anchas antes de hacerlo él.

Cuando ya Obatalá se disponía a comer, se presentó Babalú Ayé el cual, por sus dificultades para caminar, no pudo llegar a tiempo. Obatalá le cedió gustoso la comida que quedaba y Babalú se sintió muy satisfecho.

Ya todos se habían marchado, cuando Obatalá le pidió a uno de sus cocineros que le preparara amalá con mucha cascarilla de huevo, pues estaba hambriento.

El sirviente fue presto a cocinar lo que se le había indicado, pero para su sorpresa descubrió que se había acabado la sal.

–Perdone, Babá –dijo humildemente el hombre–, pero con tanto invitado que hemos tenido hoy, se ha acabado la sal.

–Está bien –repuso el orisha–, prepara mi comida sin sal.

Un rato más tarde, se sentó a la mesa y la comida le resultó tan agradable que dispuso que en lo sucesivo todos sus alimentos se cocinaran sin sal



LOS OBSTÁCULOS DE OBBATALÁ


LOS OBSTÁCULOS DE OBBATALÁ


Obbatalá, la madre de Shangó, hacía mucho tiempo que no veía a su hijo, a quien extrañaba y por quien sentía un verdadero cariño.

Antes de emprender el viaje para verlo. Orula le aconsejó que se hiciera una limpieza en el cuerpo con chirebatá y le dijo que en el camino encontraría tres obstáculos, pero que no se desanimara que si hacía las cosas como él le había mandado, no tendría problemas.

Obatalá se puso en marcha después de hacer lo que le recomendara Orula y al poco rato de estar caminando, se encontró con Eleguá que estaba disfrazado de vendedor de epó.

Eleguá hizo como si se cayera y Obatalá acudió en su ayuda con tan mala suerte que se ensuciaron sus ropas blancas con el epó, razón por la cual tuvo que regresar a su casa para vestirse de limpio.

De nuevo en camino hacia casa de Shangó, Obatalá se vuelve a encontrar con Eleguá quien, esta vez disfrazado de niño, se para en una tabla encima de un fanguizal y hace como si tuviera miedo de caerse. Obatalá trata de ayudar al niño, pero cuando se para sobre la tabla, resbala, se caen los dos y ruedan por el fango.

Vestido de nuevo con ropas limpias, Obatalá llega por fin a las tierras en que Shangó es rey. Pero cuando va atravesando el campo ve el caballo de su hijo enredado en una maleza y corre en su ayuda, pensando la alegría que recibiría al recuperar el animal. En ese momento llegan los soldados y la toman prisionera, pues el caballo se había perdido y ellos supusieron que Obatalá, a quien no conocían, lo había robado.

Enterado el Alafín de que una persona extranjera le había tratado de robar su caballo, mandó que la trajeran a su presencia y cuando vio a su madre venir esposada entre los soldados, le hizo moforibale y le pidió perdón. Luego le regaló grandes riquezas y mandó que le construyeran un palacio.




HISTORIA DE OZUN



OZUN

Familia de Osun: Hijo de Obbatala y Yemú.

Herramientas de Osun:. Está representado por una copa de metal plateado que en la parte superior puede tener la figura de un gallito y que en su interior lleva una carga secreta. Su base essólida para mantenerlo parado. No posee atributos y no lleva manos de caracoles ni collar. Su color es el blanco por excelencia, pero también representa todos los colores, porque Osun es también color, la pintura que se realiza en el piso debajo del pilón en asiento de Osha se denomina Osun y la que se realiza en la cabeza del Iyabó Osun Lerí.

Ofrendas a Osun: Se le ofrenda Orí (manteca de cacao), Efún (cascarilla) y Otí (aguardiente). Se le inmolan principalmente palomas (eyelé) y los mismos animales que a los guerreros, excepto gallo o pollo que es su tabú por ser el mismo un akuko (gallo). Sus Ewe son los mismos de los otros guerreros, pudiendo también llevar los ewe de Obbatala.

Coronar Osun. Kari-Osha: Para coronar este Osha debe haber recibido antes a los Orishas guerreros. Luego durante la coronación se deben recibir los siguientes Oshas y Orishas.

Osun de extensión, Elegguá, Obbatalá, Oke, Yemayá, Shangó, Ogué, Oshún y Oyá.

Características de los Omo Osun: Similares a los Omo Obbatala, pero más aplacados, no tan altivos como estos, por el contrario manejables y humildes.

Pataki de Ozun:
Era vigilante de Obatalá. Obatalá vivía con su mujer,
Yemú, y sus hijos Oggún, Ochosi y Elegguá. Oggún era preferido y sus hermanos tenían que obedecerlo. Oggún estaba enamorado de su madre y varias veces estuvo a punto de violarla,
pero Elegguá siempre le avisaba a Osun, quien venia y regañaba a Oggún. Entonces Oggún echó a la calle a Elegguá y le dio montones de maiz a Osun para que no lo delatara. Osun comia
y luego dormía y Oggún podía disfrutar de su madre. Elegguá le fue con el cuento a Obatalá, que no lo quería creer, pero al otro día volvió más temprano. Obatalá vio a Osun acostado y a
Oggún abusando de su madre, y llegó a su casa furioso. Fue cuando Oggún se maldijo a si mismo y Obatalá le dijo a Osun: "Confiaba en tí y te vendiste por maíz". Y nombró a Elegguá su vigilante. Desde entonces Ozun perdió el cargo.

Ozun:
Es el santo que le comunica todo a Obbatala, Olofi y Orunmila. No puede estar acostado siempre debe estar parado y firme, cuando se cae avisa que se aproxima algún problema y se debe darle coco para saber el porque y que hay que hacer para evitar lo malo que pueda venir. Se representa con un gallo en la parte superior, sobre un pedestal, base pesada, eje
perpendicular que se implanta en un receptáculo tapado que contiene la carga. Representa todos los colores en la ceremonia del Fifi Ocán (iniciación) porque Osun quiere decir "color" o
"pintura". Existe la historia que le conciernen los cuatro colores fundamentales:
blanco, azul, amarillo y rojo.
También se recibe cuando se entregan los guerreros; es el vigilante de la cabeza de los creyentes, apoyándose Orunla en él para tener los poderes de la adivinación y el conocimiento real y eminente. No “habla por letra de caracol
(no se le consulta)” aunque siempre acompañe a los guerreros.
Representa la vida misma. Ozun de Extensión:
Este santo lo entrega un Babalawo y no un santero, se dice que es el bastón de Odduduwa, come palomas blancas.


TRAICIONAN A OSUN

Osun y Eleguá siempre andaban de parrandas, eran inseparables en los güemileres y a los dos les gustaba el otí con pimienta.

En una oportunidad se emborracharon. Osun se quedó dormido y Eleguá, que tenía hambre, fue y se robó un chivo. Con la sangre embarró la boca de Osun que no se enteró de nada, hasta que la justicia lo despertó y se lo llevó para la cárcel.

LA PROTEGIDA DE OSHÚN


LA PROTEGIDA DE OSHÚN

Oshún había acabado de dar a luz a los Ibeyis y su cuerpo comenzó a perder la forma agradable y tersa que tanto gustaba a los hombres. Ya su vientre no era aquel que tanto se disputaron los más apuestos varones. Se pasaba los días mirándose en el espejo y no cesaba de llorar ni de buscar los más disímiles remedios para recuperar la belleza perdida. Ensayó baños que le recomendaron y se procuró yerbas de distintas procedencias y propiedades. Pero todo resultaba inútil.
Al fin, se le ocurrió que comenzaría a aplanarse el vientre con un objeto redondo y fue al bosque en busca de algún fruto que tuviera el tamaño adecuado para ello.
Allí encontró la güira, pero tras varios días de uso, el fruto empezó a secarse y las semillas que llevaba en su interior sonaban. Aquello perturbaba tanto a la diosa que desistió de seguir usando un instrumento tan molesto.
A los pocos días se puso a caminar y en un yerbazal cerca de su casa encontró un fruto parecido a la güira pero amarillo, que es su color preferido. Comenzó a frotarse el vientre con él y resultó de su agrado. Fue así que, Calabaza, le sirvió a Oshún para recuperar la belleza de su figura y desde entonces se convirtió en su protegida.
La auyama o calabaza no solo sirve para belleza si no para cualquier trastorno del vientre y parte reproductora, muy buena y eficaz para ´los embarazo



ORULA CONQUISTA A OSHUN

ORULA CONQUISTA A OSHUN


La muchacha más linda de la región era Yeyé. Todos le decían: “Cásate conmigo”, pero no respondía, se sonreía y caminaba con esa gracia en las caderas que sólo ella tiene. Era tal el acoso, que su madre le dijo un día a los enamorados: “Mi hija tiene un nombre secreto que nadie conoce. El que lo averigüe, será su esposo.”
Uno de los enamorados era Orula u Orunmila, el dios de los oráculos. En esta oportunidad él no podía averiguar cómo se llamaba la linda muchacha. Entonces le pidió ayuda a Eleguá y le dijo: “Averigua el nombre de la muchacha que tiene rotos los corazones de los hombres. Sólo tú, que eres tan hábil, puedes conseguirlo.”
Disfrazado unas veces de viejo, otras de niño y hasta fingiéndose dormido, Eleguá estaba siempre cerca de la casa de Oshún, procurando averiguar cuál era el nombre. Como la paciencia tiene su recompensa, un día la madre, que jamás decía el nombre en voz alta, la llamó diciéndole: “Ven acá, Oshún.” Eleguá oyó el nombre y se dijo: “Oshún es su nombre secreto.”
Sin pérdida de tiempo, se reunió con Orúnmila y le contó lo que había sucedido. Aquel, que ya por esa época era un babalawo muy respetado, fue a donde estaba la madre de la muchacha y cuando estuvo reunido con las dos, dijo: “Vas a ser mi esposa, porque sé tu nombre: te llamas Oshún.”