viernes, 11 de diciembre de 2015

PACTO DE ORISHAOKO Y OLOKUN


PACTO DE ORISHAOKO Y OLOKUN
 
Era un tiempo en que Orishaoko no tenía mujer y se encontraba solo, en unión solamente de su caballo y de su carretón, con los que buscaba su sostén. Él tenia una arbolada de chirimoyas pero como se encontraba ... muy solo, decidió buscarse una mujer. En este tiempo, la tierra era invadida por el Mar puesto que este no tenia zona vedada. Se internaba en los dominios de Orishaoko, que era la tierra y todo lo invadía. Cierto día en que Orishaoko caminaba por la orilla del Mar, y vio a una Mujer extremadamente bella, quedándose profundamente enamorado de ella. Al otro día fue de nuevo y comenzó a enamorarla, pero esta le dijo: Mira, yo me llamo Aggana Eri, y no he pensado en casarme porque tengo un defecto que me lo impide. Él le contesta: No importa. Entonces ella le dijo: Esta bien, pero vamos a hacer un pacto. Y es que usted nunca me diga mi defecto, porque nos separaremos. Esta mujer tenia un defecto por el cual había vivido sola, alejada del mundo, pensando que alguien se lo podía decir, por lo cual ella se iba a abochornar. Agana Eri era una Mujer muy linda de cara, pero su cuerpo era completamente deforme, tenia una pierna flaca y otra gruesa, le faltaba un seno, tenia varias pelotas en el vientre, en fin, su cuerpo era una verdadera ruina. Orishaoko se encontraba profundamente enamorado de Aggana Eri hija de Olokun, puesto que esta Mujer tenia un magnetismo sobrenatural, que todo el que la miraba se quedaba enamorado de ella. Olofin venia observando muy de cerca esas relaciones y un día mando a buscar a Orishaoko y a Aggana Eri y les dijo: Ustedes tienen que casarse, por cuanto tu, Orishaoko, te has enamorado de esta Mujer que es mi hija en la tierra, para que ella no tenga que pasar penas ni sacrificios, yo le construí un Reino aparte de la tierra, producto de todo esto, de su defecto, y para que nadie la abochornara ni me la humillara, por todo esto le di su Reino en las profundidades del mar, así que tu, promete no echarle en cara esto que te cuento. Orishaoko no puso ningún reparo y juro ante Olofin nunca echarle en cara a Aggana Eri sus defectos y así empezaron a vivir juntos. Durante los primeros tres años, el matrimonio marchó bien y prospero y felices decidieron poner un negocio en la plaza, donde Orishaoko trabajaba la tierra sembrando Agbado y Eres, se los llevaba a Aggana Eri y esta durante el día los vendía en la Plaza. Pero cierto día al llegar Orishaoko con su carretón cargado a la Plaza, sostuvo una discusión con Aggana Eri, durante la cual le echo a esta en cara todos sus defectos, quedando roto el pacto que hizo ante Olofin. Fue tan grande el bochorno que ella pasa, que se transformo en muerte el rostro, las huellas del profundo dolor y pena que le hacia pasar el hombre que ella había escogido por marido, y que tanto le había suplicado su matrimonio y que ahora le echa públicamente, lo que ella tan celosamente había ocultado. Y le dijo: Orishaoko, mientras el mundo sea mundo, te detestare y vivirás separado y lejos de mí y cada vez que tenga deseos me paseare por tus dominios y penetrare y nunca mencionare palabra alguna y todos tendrán que rogarme y pagarme todas las contribuciones, un Awan y salvare a todos mis hijos, nombrare un portero para que reciba a los ojos de la tierra y a ti, Orishaoko, te castigare con tu propia arma. Tus animales te atacaran, tu tierra se volverá hostil, tus hijos no serán tuyos. No podrás recoger el fruto que cultivas y pisaran tu tierra. Entonces Olofin desato una sequía grande, donde las cosechas se morían, así como el ganado y la tierra se resecaba y se agrietaba. El caballo de Orishaoko no quería trabajar, ante esta situación de cosas, Orishaoko fue a ver a Orunla y este le dijo: Recolecta todos los frutos que produzca la tierra, algunas aves, un cerdo etc., construye una barcaza y pagándole el derecho al portero de Olokun, échalo todo en el mar. Después recoge sobrantes de comidas y desperdicios y basura de la plaza y con dos Akukos, se los das al pozo y de los dos bueyes que tienes, ofrece uno a Olofin, para que puedas evitar una gran epidemia que viene sobre la tierra. Orishaoko lo hizo todo al pie de la letra, donde Olofin al recibir el buey se acordó de Orishaoko y mandándolo a buscar, lo perdono por su falta y le dijo: Desde hoy tu serás el dueño de las siembras y los aperos de labranza y la tierra vivirá separada del mar.

Pataki de Elegua y Orunmila

Pataki de Elegua y Orunmila 

Orunmila había regresado a la tierra para ver cómo todos los Babalawos que había entrenado en las artes de la adivinación se llevaban bien. Decidió viajar de pueblo en pueblo y saludar a sus antiguos alumnos. "Orunmila, qué bueno verte", dijo uno. "No tengo tiempo para hablar con usted ahora, tengo una cita." "Orunmila, ¿cómo estás?", dijo otro. "Si vuelve el miércoles, voy a ser capaz de atenderlo." "Orunmila, estoy muy ocupado con mis clientes en este momento", dijo un tercero. "¿Podría volver en otro día o algo así?" Orunmila estaba furioso. Todos sus antiguos alumnos le estaban haciendo caso omiso. Ellos están preocupados de hacer dinero y tener una gran reputación en honor a su viejo maestro. Orunmila decidió darles una lección. Envió cuenta de que iba a desafiar a todos los Babalawos a un concurso para ver quién utiliza los oráculos más precisamente. Orunmila pensó que, después de avergonzarlos por su habilidad incomparable, todos los Babalawos lo respetaría más. Después que la nota había sido enviada, se fue a la ciudad más cercana y desafió a los Babalawos. Orunmila resultó ser un lector mucho mejor de los oráculos, por supuesto. Sin embargo, el Babalawo se negó a pagar Orunmila la cantidad acordada. Eleguá, que nunca está muy lejos y siempre le gusta jugar malas pasadas, se acercó a Orunmila y el Babalawo. "Hola, Orunmila, ¿cómo estás hoy?" dijo Eleguá. "Estoy enojado, Elegua". dijo Orunmila. "Y, ¿por qué es, querido Orunmila?" Elegua trató de ahogar su risa, ya que sabía perfectamente lo que había ocurrido. "los Babalawos han perdido una apuesta conmigo", respondió Orunmila. "Y ahora, se niegan a pagar." Elegua miró de arriba abajo a los Babalawos nerviosos. "¿Es eso cierto? ¿Están tratando de engañar a Orunmila?" "Bueno, Señor Eleguá ..." balbuceó el Babalawo. Antes de que pudiera decir otra palabra, Elegua se acercó y puso su mano de poderoso guerrero alrededor del cuello del Babalawo. Miró al hombre a los ojos. "Dime", dijo en voz baja, "está buscando problemas?" "No," chilló el Babalawo. Elegua alzó su palo garabato sobre la cabeza del Babalawo. "Nunca haría cualquier cosa para que me enfade, ¿verdad?" gruñó Eleguá. Otro chillido, "No." "¿Y qué vas a hacer?" pidió a Eleguá, golpeando al Babalawo infeliz en la nariz con su garabato. “Voy a pagar a Orunmila?" -preguntó el Babalawo. "¿Qué fue eso?" Elegua gritó, sacudiendo el Babalawo de ida y vuelta. "Voy a pagar a Orunmila. Voy a pagar a Orunmila". Tartamudeó el Babalawo. Tomó su bolsa de dinero de sus ropas y le entregó todo a Orunmila. "Pensé que quería hacer trampa a Orunmila, pero veo que usted es un hombre que paga sus deudas cuando pierde". Dijo Eleguá y le dio el Babalawo una palmada en la espalda. "Yo te dejo en paz." "Una cosa más", dijo Eleguá al Babalawo. "¿Sí?" El Babalawo respondió con miedo. "Desde que te has olvidado de que los oráculos son para comunicarse con los Orishas y no para aumentar la riqueza del Babalawo, voy a prohibirte el uso del Dilogún por siempre." Orunmila y Eleguá se fueron dejando al Babalawo en llanto. En la siguiente ciudad, el Babalawo vio a Elegua caminando junto a Orunmila. Este babalawo ya tenía conocimiento de lo ocurrido e inmediatamente pago su deuda y ya no hubo ningún problema allí. "LA HUMILDAD ES UNA VIRTUD QUE TE HACE UN VERDADERO SABIO"


Pataki de Orula "Orunmila y la Muerte (Iku)"

Pataki de Orula "Orunmila y la Muerte (Iku)" 

Orunmila e Iku (la muerte). Orisha Mayor de la Santeria. (Orisha mayor de la Santeria) Orunmila no le teme a la muerte. Un día, una mujer fue corriendo con Orunmila. Estos fueron los días que los Orishas aún caminaban sobre la tierra. Ella se aferró a sus hombros y exclamó: "Iku está dando vueltas y vueltas a mi casa." Esto fue muy grave porque Iku es el nombre de la muerte. Cuando Iku quiere a alguien, camina fuera de la casa en busca de un pequeño orificio o abertura por la que se puede entrar y llevarse a la persona en su interior. (En la santería Iku es la muerte) "Iku esta rondando mi casa", gritó de nuevo. "Iku quiere tomar a mi único hijo, mi hijo pequeño. Iku a enviado una fiebre y lo va a matar si no hacemos algo." Ella comenzó a llevar a Orunmila de regreso a su casa. "Tenemos que darnos prisa", dijo entre sollozos. "He dado la espalda. Iku puede entrar en mi casa ahora mismo para llevar a mi hijo." Orunmila le sonrió y le dijo: "No llores, mujer buena." "Pero, ¿qué debo hacer? Usted tiene que ayudarme", dijo. Orunmila le palmeó la cabeza para calmarla. "No te preocupes", dijo. "Ve al mercado y compra cuatro canastas llenas de okra y llevalas de vuelta a tu casa." "¿Qué pasa con mi hijo?" dijo la mujer asustada. "Voy a ir a su casa y asegúrese de que Iku no se vaya", dijo Orunmila. "ve al mercado en paz". La mujer siguió el consejo de Orunmila. Ella fue al mercado y compró tres cestas colmadas de okra. Cuando llegó a casa, sin aliento por haber corrido con los tres canastas, se encontró con Orunmila esperando por ella. (En la santeria, quien acata los consejos de orula puede salvarse del mal) "Aquí están las cestas", dijo. "¿Qué vas a hacer con ellas?" "mmm", dijo Orunmila. "No tengo tiempo para explicaciones." Él tomó las cestas de la mujer, entró en la casa y exparcio el contenido de los cestos en todo el piso hasta que fueron cubiertos por una gruesa capa de okra. Le entregó las cestas de nuevo a la angustiada madre. "No te preocupes, madre," dijo. "Iku no será capaz de hacer a su hijo daño alguno". Agotada por el largo camino del mercado y el temor y la ansiedad que no le había permitido dormir durante días, la madre se desplomó en un catre y se durmió. Mientras dormía, la fiebre del niño se elevo. Iku estaba pensando que ya era hora de quitarle el niño, por lo que hizo que la enfermedad empeore. Iku se acercó a la puerta y encontró que estaba sin seguro y que no estaba cerrada del todo. La muerte se deslizó a través de la grieta, apresurándose para llegar al niño antes de que la madre se despertara. Iku cruzó la habitación con su firma habitual y los pasos en silencio. Sin embargo, cuando sus tacones duros y huesudos dieron un paso en la okra, el fruto se abrió. Iku se resbaló y cayó. Todos los okra en el suelo ocacionaron que Iku se deslizara de un lado de la habitación a la otra. La savia era tan resbaladiza como el jabón. "Que es esto?", exclamó. Y, antes de que pudiera decir nada más, sus caderas huesudas cayeron al suelo, moviendo todas sus articulaciones sueltas. Iku tuvo que excavar a través de todo el desorden de okra para encontrar uno o dos pequeños huesos que se habían desprendido. Se abrió paso con mucho cuidado hasta la puerta. En el exterior, Orunmila esperó. "¿Cómo está esta tarde, Iku?" -le preguntó con mucha cortesía. "Maldito seas, Orunmila", escupió. "Yo sé que todo esto es tu culpa. Maldito seas y aquella maldita que fue a conseguir tu ayuda." "¿Vas a venir otra vez?" Orunmila le dijo a Iku que cojeaba por el camino. Ella se volvió y le dio una mirada diabólica. "¿Estás loco?" dijo. "Yo voy a esperar mucho tiempo para asegurarme de que la okra se ha ido."



Pataki de Obatala-Orún

Pataki de Obatala: 

En un principio existían 16 Obatalá-Orún que se reunieron en uno solo para formar a Olorún por lo que es éste quien los representa. Esta unión se produjo en la tierra Irán-Yé o “tierra de la buena suerte”, la cual “es la parte más alta y caliente, donde se solidificaron las cosas todas”. Cuando Olordumare bajó al mundo, se hizo acompañar de su hijo Obatalá. Debajo del cielo sólo había agua y Olordumare le entregó a Obatalá un puñado de tierra metido en el carapacho de una babosa y una gallina. Obatalá echó la tierra formando un montículo en medio del mar y luego al colocar la gallina, ésta comenzó a escarbar la tierra esparciéndola y formando el mundo que conocemos. Aún cuando se sabe que fue Olofi el que hizo al hombre, en esta creación faltaba la cabeza y, por tanto, la dirección. Según la leyenda por encargo de Olorún, Odduddua le hizo la cabeza pero con sólo un ojo colocado en la frente, entonces continúo la obra Iba Ibo, agregándole la boca, la voz y la palabra, al reparar que sólo tenía un ojo, como él mismo, le abrió el otro. Cuando termino la obra Olorún sopló sobre el cuerpo del hombre y el corazón hizo “fuquefuque”, y el primer hombre se movió. Dicen que Olofi expresó “Aquí queda mi omo, mi heredero, Ologún, el mundo, para que lo respeten y obedezcan. Que todos lo hagan Odubade”. Es, por tanto, considerado Obatalá (a través de Olorún, quien lo representa) el escultor del ser humano. Es el dueño, como creador y regidor, de todas las partes blancas del cuerpo, de la cabeza y de los pensamientos. Creó todo cuanto hay blanco en el ser humano: los senos, la dentadura (se dice que los albinos son los hijos legítimos de este orisha). Es Dios amigo de la paz, la armonía y la recta conducta. Cuando un orisha no se calma (lo cual sucede a menudo con Changó) se debe de postrar delante de la imagen de Obatalá e invocarle para pedirle la calma, la paz, Obatalá logra calmar no sólo a Changó, sino al propio Oggún. Según los conocedores de las leyendas de la Regla de Ocha, a pesar de su gran sentido de justicia, Obatalá tiene muy consentidos a Changó, Elegguá y a los Ibedyi. Los muchachos y Elegguá hacen uso con el de sus juegos y picardías, con Changó, llega un momento en el que no se entromete en sus asuntos. 



Cuando Shango Respeto a Oggayu y Oshun

Cuando Shango Respeto a Oggayu y Oshun 

Oshun vivía con shango y este le hacia pasar muchos trabajos y le daba golpizas tremendas y le hacia trabajar para el. Ella cansada de la vida que le hacia llevar shango, fue un día a la orilla del rió que había sido su casa y se encontró con un hombre grande y fuerte, que le prometió amores.Este era Aggayu. Ella, trastornada por aquel porte de fuerza viril y de sus avasalladoras palabras, cuando regreso a la casa se quedo pensando en este y al día siguiente volvió a encontrarse con Aggayu de nuevo, a quien, al requerirla de nuevo, no pudo resistir el asedio y cayó en sus brazos. Así paso el tiempo, ambos amantes corneaban a Shango, hasta que un día los sorprendió y se entablo una guerra entre Shango y Aggayu por la posesión de Oshun. Aggayu fue a verse con Orumila, quien le vio este Ifa y le dijo, Maferefun Oshun . le marco Ebbo y le dijo a Aggayu. Para que todo vuelva a la normalidad. tienes que invocar a dos Orishas de Ara Onu que los ancestros del rió, que se llaman Irole e Ita, los que te ayudaran. Aggayu así lo hizo, con los dos gallos del Ebbo, llego a la oorilla del rió e invoco a estos dos Orishas. Ita salio de una mata de jaguey e Irole de una mata de algarrobo. Con ellos Aggayu pacto y le dieron el poder de ser invencible. Demostró su poder sobre la tierra, a lo que Shango respeto. y así Aggayu y Oshun pudieron seguir viviendo en el rió con tranquilidad



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miércoles, 28 de octubre de 2015

Oya salvo a Chango de que lo Mataran

Oya salvo a Chango de que lo Mataran 

 Se dice que cierta vez, Oggún le había tendido una celada para matarlo, pero que llegó a oídos de Oyá este plan y ella fue a ver a Shangó y se lo dijo, proponiéndole vestirlo con sus sayas de 9 colores y cortarse sus trenzas y vestirlo de mujer. Él aceptó la proposición; ella lo vistió, consiguió un caballo blanco y un gato, montó a Shangó en el caballo, le puso el gato en la cabeza y echó a correr a Shangó vestido de mujer por donde estaba Oggún, al Oggún ver aquellos dos focos de candela venir hacia él, huyó despavorido creyendo que era Oloni (diablo). Así es como es de donde surge un mito o leyenda de que Santa Bárbara (Shangó) es 6 meses hombre y 6 meses mujer. También es por ese motivo que Oyá es la concubina preferida de Shangó. Segunda Ves que OYA Salvo a Chango Hace muchos años, Shango se vio envuelto en una de sus guerras sin fin. Había luchado durante muchos días y mató muchos de sus enemigos, más de los que podía matar. Se encontró rodeado por sus enemigos en medio del bosque. "Enchile", gritó Shango, pero su famoso caballo mágico se había perdido durante los combates. Shango tuvo miedo de gritar de nuevo ya que lo podían encontrar. Oyó a sus enemigos acercarse en los arbustos y estos sacudían los árboles para encontrarlo. Si lo hicieran, lo iban a matar. Sin Echinle, Shango tuvo que escurrirse a través de barrancos y cubrirse de lodo del río para esconderse de sus enemigos. Los días pasaron. Sus implacables enemigos no dormían nada. No comían con tal de encontrar a Shango y Matarlo. Shango, cansado y herido, tuvo que seguir corriendo sin dormir y sin comer. Shango es el Orisha del rayo, del trueno y del Baile. Uno de los Orishas Mayores de la Santeria Corrió y corrió hasta que llegó al lugar donde vivía Oyá. Era muy profundo en el bosque. Muy pocas personas sabían que Oya era la esposa de Shango. Shangó vino a casa de Oya y golpeo fuertemente la puerta. Lo abrió y vio a Shango con moretones, cortadas y jadeante. "¿Qué te ha sucedido?" gritó Oya. "Oya, me han rodeado," jadeó Shango. "Ellos me quieren colgar de un árbol." "Entra, rápido". dijo Oya, Shango entro rapidamnete en su casa. "Mi rayo no es efectivo en contra de mis enemigos de hoy", dijo Shango a Oya. "Eso es porque te falta el coraje de luchar", le regañó Oya. Oya le dio agua y algo para comer. "No es el coraje que me falta", dijo Shango. "Estoy muy cansado". "Qué quieres de mí?» dijo Oya. "Si yo pudiera escapar de mis enemigos mortales, podría descansar y dormir." dijo Shango-. "Me gustaría recuperar mis fuerzas y destruir a mis enemigos." "¿Por qué es que sólo viene a verme cuando necesita ayuda?" Dijo Oya. En aquellos tiempos antiguos, Shango estaba acostumbrado a luchar por sí mismo, pero se tragó su orgullo. "Ayúdame, Oya". Oya pensó por un momento y luego volvió a su esposo. "Cuando caiga la noche", dijo. "Usted se colocará uno de mis vestidos. El disfraz le permitirá escapar." "Aun se puede reconocer mi cara", dijo Shango. "Voy a cortarme el pelo para ponérselo sobre su cabeza. Esto completara el disfraz". Oya, dijo. "Voy a cortarme el pelo para salvar la vida de mi rey." Esperaron hasta la noche. Oya no encendio fuego. Tenía miedo de que el humo de su chimenea alertara a los enemigos de Shango y los atrajera a su casa. Cuando el sol se había puesto, pero antes de que la luna se levantara, Oya se cortó su pelo hermoso y lo prendió a la cabeza de Shangó. Shango no sabía qué hacer con el pelo de la mujer. Tapaba sus ojos y se enredaba en sus oídos. Entonces Oya le hizo 2 trenzas largas de cabello. "Esto es un vestido", dijo. "Póngaselo rápido, antes de que la luna aparezca." Shangó consiguió entrar en vestido de Oyá. "Quédate quieto", dijo. "Quédate quieto y deja que te acomode el traje". Finalmente, Shango estaba vestido como una imitación aceptable de Oya. Se dirigió a la puerta y asomó la cabeza. "Date prisa", dijo. "No hay nadie alrededor." Shango salió, imitando el movimiento y porte de Oya. Caminó hasta llegar a la selva y se encontró con la línea de los hombres buscándolo. Saludó a sus enemigos con una inclinación imperiosa de su cabeza y cruzó la línea. No hablo con ellos porque su voz era reconocible. En esta forma Shango fue capaz de escapar de la trampa de sus enemigos. Una vez que él estaba muy lejos de la selva, descansó y durmió, comió y recobró las fuerzas y su voluntad de luchar. También encontró a su caballo Echinle. A los pocos días, descansado y curado, Shango monto a su caballo Echinle. "Es hora de matar", dijo Shango a su caballo y fue a galope a buscar a sus enemigos. Era de madrugada cuando llegó al campamento de sus enemigos. Él vino corriendo hacia ellos. Su furia era terrible de contemplar. Caían rayos de sus manos. Gritó salvajemente como guerrero. Él todavía estaba vestido como una Oya. "Shango se ha convertido en Oya", gritaron sus enemigos con miedo cuando vieron la aparición gritando sobre ellos, de largo pelo suelto y un vestido ondeando al viento. Entraron en pánico. Detrás de ellos, Oya salió caminando de su casa, con todas sus armas, y comenzó a cortarlos de derecha a izquierda con su hacha. Oya tenía ahora el pelo corto y erizado y disparaba chispas eléctricas. "Si ayuda Oya a Shango, hay victoria", gritó ella, cortando brazos y piernas. Shangó y Oya salieron victoriosos. Desde esa batalla, Oya ha sido la compañera inseparable de Shango en la guerra. Con el trueno y las tormentas Shango y Oyá, son invencibles y lo siguen siendo hasta nuestros días. Notas de Oya y Shango: Oyá es la única Orisha que tiene poder sobre los muertos. Ya que es una Orisha compasiva, ha permitido a muchos niños que mueren, vivir como un regalo a sus padres. Los cementerios son conocidos como "ile Yansan", casa de Oyá. Cualquier persona que utiliza cadáveres o partes de cuerpos muertos en sus ceremonias, debe hacer el pago y el homenaje a Oya. Siempre que hay una posesion, Oya es invocada para despedir al espíritu. Sacrificios deben hacerse para asegurar que ella tiene un interés en la materia. Oya es el Orisha de los tornados y las tormentas, los huracanes y las centellas. Los cuatro vientos están dominados por Eleguá, Orula, Obatalá y Oya. Oya tiene una cara tan terrible que cualquiera que la mire puede quedar loco o ciego. En las ceremonias donde desciende Oya, nadie mira a ella. Cuando se tiene a alguien, ella se pone un vestido de crepé de color rojo o un vestido de flores y cintas multicolores tejidos alrededor de su cabeza. Ella sólo baila danzas guerreras. Cuando sus "hijos" entrar en trance, algunos de ellos pueden manejar brasas con sus propias manos.


lunes, 17 de agosto de 2015

La Segunda Guerra de Shangó y Oggún

La Segunda Guerra de Shangó y Oggún 

 El tiempo pasaba y cada día Shangó traía a su mente a oggún, ya que no podía olvidar que por su felonía, había sido criado prácticamente como un huérfano, hasta que un día se vistió de guerrero y montado en su caballo se fue hacia las posesiones de Oggún. Este estaba casado con Oyá, quien al ver a Shangó se quedó enamorada de él; Shangó correspondió a las palabras amorosas de Oyá y se la llevó mientras Oggún se encontraba trabajando; el interés de Shangó era vengarse de la felonía de Oggún; como éste bebía mucho y era muy revoltoso, no le fue difícil a Shangó hacer que Oyá se fuera con él. Shangó se llevó a Oyá a casa de Dadá; ésta tenía a Shangó como a un hijo y él a ella como a una madre; después de Obatalá, ella era la única persona a quien obedecía. Al saber Oggún que Shangó se había llevado a Oyá, le declaró la guerra de nuevo, Así pasaron los días, Shangó antes de irse por la mañana, al combate, tan pronto se levantaba, iba a donde estaba el güirito y metiendo un dedo se hacía una cruz en la lengua, cosa esta que veía Oyá; un día hizo igual cuando Shangó salió por la mañana; al salir Oyá de aquel sitio fue a llamar a Dadá y le salió candela por la boca; se asustó de ella misma y se echó a correr metiéndose en una Palma hueca que había allí cerca, como lo hacía Shangó, aunque éste no corría. Dadá, al ver que el tiempo pasaba y no veía a Oyá, desde casi una hora antes, la llamó; pero Oyá aunque oía, no se atrevía a contestar. Andando Dadá notó que el güirito de Shangó estaba en distinta posición a como él siempre lo dejaba; movida por la curiosidad fue a enderezar el güirito, y con la idea de saber qué tenía dentro metió el dedo por el agujero y tocó, aunque nada vio, siguió buscando a Oyá y distraídamente se pasó el dedo por la lengua; como a cada instante llamaba a Oyá, lo hizo, y también a ella le salió candela por la boca. Asustada, Dadá salió corriendo y se metió en el mismo hueco de la Palma donde estaba Oyá, las dos mujeres se abrazaron y de allí no se atrevieron a salir. Cuando Shangó regresó a su casa llamó a Oyá y a Dadá, ninguna apareció; se dirigió a donde estaba su güirito y vio que no estaba como lo había dejado, por lo que fue entonces a la Palma donde él se metía y allí encontró a las dos, egañándolas. Oggún se preparó mejor en esta ocasión para la guerra y ya Shangó estaba perdiendo, cuando Oyá que estaba viendo la batalla desde lo alto de una loma comenzó a gritarle para prevenirlo y de su boca en vez de palabras, salieron grandes llamaradas de candela, aprovechando la confusión que esto había provocado entre los hombres de Oggún, bajó y se situó al lado de Shangó, obligando con las llamaradas a ponerse en retirada a los hombres de Oggún. Shangó con los truenos, los rayos y los relámpagos y Oyá con la centella, le ganaron la guerra a Oggún, obligándolo a ir al monte, donde Shangó un día lo encontró vestido de colorado y se asustó, entonces le quitó la ropa y se la puso, vistiendo a Oggún con mariwó (guano). Por eso hasta hoy se puede decir que donde quiera que haya un caballo de Oggún y uno de Shangó, es seguro que en ese cabildo o fiesta habrá tragedia entre esos dos santos.