sábado, 23 de febrero de 2013

ELEGGUA ABRE Y CIERRA LOS CAMINOS


ELEGGUA ABRE Y CIERRA LOS CAMINOS

Elegguá abre y cierra todos los caminos y las puertas, tiene las llaves del destino, es espía y mensajero de los Dioses, por su genio de niño revoltoso (siempre dispuesto a alguna travesura) malévolo además por naturaleza, cuando es Eschu, por suerte se le soborna fácilmente pues es comelón y goloso (como los Ybellis, predilectos de Obatalá y Changó).
Elegguá está en todas partes acechando, es dueño de los papalotes, bolas, trompos, etc. Elegguá comía en las basuras, ésta lo alimentaba, pero al enfermar de gravedad Olofin fueron todos los inteligentes a verlo, nadie pudo curarlo. Elegguá se puso un gorro blanco (como el que usan los babalaos) y con sus yerbas le curó muy pronto.
El viejo dijo: Y con tanto hijos sabios como tengo y ninguno se sirvió curarme. Elegguá, pide lo que quieras muchacho.
Y este que conocía la miseria contestó: Comer antes que nadie y que me pongan en la puerta para que me saluden antes que a nadie también. Así será, dijo Olofin y además te nombro correo.



HISTORIA DEL ORISCHA ELEGUA Y OLOFI

En cierta oportunidad OLOFIN padecía de un mal misterioso que agravándose por el día le impedía trabajar en sus labranzas. 
Todos los santos habían intentado aliviarlo al menos, pero sus medicinas no habían logrado ningún resultado. El padre de los Orischas el CREADOR ya no podía levantarse, pues se encontraba extremadamente débil y adolorido.
Elegguá a pesar de sus pocos años pidió a su madre Oyá (según unos) que lo llevase a casa de Olofin, asegurándole que lo curaría. Oyá lo llevó.
El chivo escogió yerbas, hizo un brebaje y tan pronto el viejo se lo tragó, haciendo una larga mueca, empezó a sanar y fortalecerse rápidamente. Agradecido Olofin, ordenó a los Orischas mayores que precedieran a Elegguá, las primacías de toda ofrenda. Depositó en sus manos unas llaves y lo hizo dueño de los caminos.

Desde aquel día toleró con ilimitadas complacencias las picardías de Elegguá.


OTRA HISTORIA

En la época en que Eegguá andaba en juerga con Osun, otro mensajero de Obatalá, lo emborrachó éste se quedó dormido, Elegguá aprovechó su sueño para robarse un chivo, lo mató y se lo comió y la culpa de aquel robo cayó sobre Osun porque Elegguá le embarró de sangre la boca, dejó a sus pies los huesos y desapareció. Cuando Achelu vio la boca de Osun y media cara ensangrentada, le fue fácil deducir quien era el ladrón.

La pasión del baile, como en todos los mortales, es también muy fuerte en Elegguá, por ir a una fiesta era capaz de cualquier sacrificio.

0 comentarios:

Publicar un comentario

Luis Felipe culular 04120141616