La menstruación
Odé era cazador y vivía con su mujer.
Cuando cazaba algún animal, lo ponía al pie de un árbol para que Olofin tomara de su sangre. Su mujer se dio cuenta que los animales llegaban a casa sin sangre y le peguntó a su marido el porqué. Odé evadió el argumento y ella no quiso insistir.
Días más tarde, la mujer cogió el saco donde Odé metía los animales y le echó cenizas, le abrió un hueco y Odé se fue a cazar dejando el rastro que ella siguió. Estaba ansiosa por descubrir qué hacía su marido con aquellos animales.
Cuando Odé llegó donde acostumbraba hacer las ofertas, Olofin le preguntó con quién había ido. Odé contestó que con nadie. Olofin le dijo que entonces quién era esa mujer escondida detrás de los árboles. Odé contestó que no podía distinguirla. Olofin dijo: “oiga curiosa, si sangre quieres ver sangre tendrás para siempre”.
Así nació la menstruación de las mujeres. La curiosidad trae a veces consecuencias graves
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Luis Felipe culular 04120141616